Día 2.7... Partimos hacia Madrid con las dos mochilas: en primer lugar la del Gran Trail y una segunda para el Camino Santiago que realizaria inmediatamente después del Trail.
Los pronósticos anunciaban lluvias durante el fin de semana por lo que las dudas nos iban surgiendo para poder afrontar la carrera con las máximas garantías de éxito.
Al llegar a Navacerrada tanto Antonio Pacheco como yo comenzamos a planificar mentalmente la carrera y sobre todo a consultar el material para llevar. Llegamos al Hotel El Coto, un confortable hotel de sierra, propiedad del organizador del Gran Trail y sede de algunos equipos de voluntarios y muchos atletas.
Almorzamos e inmediatamente nos bajamos al pueblo de Navacerrada a recoger los dorsales y acudir a la charla técnica a las 20h. Antes de salir del hotel nueva tromba de agua y nuevas inquietudes.
Recogimos los dorsales y la charla técnica nos puso aún más nerviosos, pero la ilusión era grande por afrontar esta prueba, la primera de estas características en las que participábamos.
Al llegar al hotel comenzamos a preparar todo el material obligatorio: vendas, comida, manta térmica, frontal, chubasquero, mallas largas, etc.... La habitación estaba totalmente desordenada, pero poco a poco todo fue ocupando su lugar en la mochila.Cenamos y nos acostamos con la incertidumbre del día después.
Día 3.7: Nos levantamos a las 6h. para desayunar y revisar por última vez el material. La mujer de Antonio Pacheco nos traslada al Polideportivo de Navacerrada, salida del Trail. Estoy esperando a Isidro Nicolás para entregarle el dorsal y su material. Pasa el tiempo y no lo localizo, el teléfono fuera de cobertura, por lo que entramos en la zona restringida a deportistas y espero impaciente localizarlo.
Le dejo a Conchi el material por si aparece y pidiendo permiso a la organización salgo fuera del área restringida para salir a buscarlo, localizándolo e indicándole que Conchi, la mujer de Antonio Pacheco, tiene el dorsal y material. Va un poco ajustado de tiempo, pues según dice el taxi se había perdido, pero conociendo a Isidro seguro que le da tiempo suficiente.
Le dejo a Conchi el material por si aparece y pidiendo permiso a la organización salgo fuera del área restringida para salir a buscarlo, localizándolo e indicándole que Conchi, la mujer de Antonio Pacheco, tiene el dorsal y material. Va un poco ajustado de tiempo, pues según dice el taxi se había perdido, pero conociendo a Isidro seguro que le da tiempo suficiente.
Ya dentro de nuevo del área restringida comienzo a calentar mientras que Antonio Pacheco está sentado concentrándose y quizás pensando la locura de inscribirse en esta dura carrera. Me marco en el cronómetro 20h. para realizarla. Rezo antes de salir y deseándonos suerte iniciamos la carrera, que durante los 2 primeros kilómetros es neutralizada para salir de la población. El tramo cuarto debemos pasarlo de día¡¡ Es el peor ¡¡, nos repetíamos sin cesar. Salimos de la población y cogemos una pista forestal, donde se inicia una pequeña subida. En este momento Antonio me dice que haga mi carrera, que se va a sentir mejor. Insisto que la carrera la iniciamos juntos y la acabamos juntos, pero me reitera que se sentiría mejor si cada uno realiza su carrera, pues cree que los ritmos son diferentes, por lo que en ese momento nos damos la mano, nos deseamos suerte y ya no nos veríamos más hasta la meta.
Se inicia una pequeña subida que poco a poco se va haciendo más dura hasta llegar a la Fuente La Campanilla, donde se inicia el ascenso hacia La Maliciosa. La subida es dura y el tiempo va cambiando por momentos. Al llegar a la cima nos encontramos con mucha niebla, que dificulta la visión, y con una fuerte ventisca. Las señales de alerta se disparan. Inicio el descenso con mucha precaución, y en el descenso comienza a llover, provocando unas cuantas torceduras en el tobillo por lo resbaladizo del terreno, que me hace extremar aún más las precauciones. No me paro a ponerme el chubasquero y cuando alcanzamos pista comienzo a trotar en media de una copiosa lluvia entre hermosos bosques de pinos. Llego a Canto Cochino donde paso el control y pierdo un tiempo precioso al intentar ponerme una bolsa de basura para proteger la mochila y preservar teléfono, comida y medicamentos. Me doy cuenta que voy bastante mojado. Continuo en media de la lluvia corriendo por la ladera de un río y tras atravesar un puente iniciamos un pequeño ascenso entre adelfas y mucha vegetación. Las peores sensaciones han pasado y el día se va despejando. Cada corredor lleva su ritmo e intento preservar fuerzas para los momentos de más flaqueza.
Bajada muy resbaladiza, y con mucha vegetación, que desemboca en una pista forestal donde comienzo a trotar de nuevo a un buen ritmo y buenas sensaciones. La planificación alimentaria la voy cumpliendo y parece que está dando resultado. Al abordar un puesto avituallamiento como algo de fruta y pido un pañuelo para limpiar las gafas. Comienzo una nueva subida y voy coincidiendo con algunos corredores, hasta el puerto de Rascafría, donde existe un nuevo puesto de avituallamiento. Desde el puerto una bajada por pista que realizo junto a otro corredor, momento en el que me doy cuenta que me estoy haciendo mayor, pues se dirige a mi como Usted. En la bajada me duele la planta de los pies. Kilómetro 42-43 de la carrera y el Pico del Peñalara allá a lo lejos. Nos paramos en el punto de avituallamiento del pueblo de Rascafría, donde pasamos control y me quito las zapatillas para comprobar el estado de los pies. Sorpresa negativa. Los calcetines se habían mojado y me habían hecho en la planta de los pies unas buenas arrugas. El corredor con el que había alcanzado este punto de avituallamiento me presta esparadrapo y tras vendármelo se lo devuelvo dándole las gracias. El continúa mientras que yo me quedo un poco más tiempo para comer algo. Estamos en el Kilómetro 55 de la carrera y aún queda el ascenso al Peñalara.
Reanudo la carrera andando, a pesar de que el terreno es llano, intentando dar una tregua a los pies. El objetivo de pasar la cima del Peñalara de día se va a cumplir si no se tuercen las cosas. Comienzo la subida sólo, pero pronto nos agrupamos 4-5 corredores, que alcanzamos un punto de avituallamiento, donde llenamos nuestros botes, repostamos e iniciamos el ascenso. Me quedo un poco atrás. Los pies me están doliendo, pero decido no parar en un puesto de atención médica, pues los voy soportando bien hasta ahora y temo poner en peligro la finalización de la carrera . Continuo. El Peñalara se va acercando y el ascenso se va haciendo más duro y técnico. Muchas piedras y cada vez con más dificultad técnica. Un par de tropezones y decido guardar por un momento los bastones, pues voy mejor sin ellos por este terreno. Trepo en algunos tramos y la sensación de falta de oxígeno se va haciendo palpable. Alcanzo la cima, bien de fuerzas, doloridos los pies y pensando como afrontarían la subida Antonio Pacheco e Isidro. Hacerlo de noche es muy duro y peligroso. La bajada difícil, no solo muscularmente sino también porque los pies me duelen más en los descensos. Cuando alcanzo la pista comienzo a correr hasta la Granja, donde se encuentra instalado un punto de control y avituallamiento. Kilómetro 80. Descanso un poco, como algo de fruta y preparo el frontal y la luz trasera para afrontar las horas nocturnas. Pongo los guantes a mano por si las temperaturas descienden. Son aproximadamente las 21,30h. La entrada al pueblo está animada, unos para animar a los corredores y otros para ver el partido de fútbol de la selección. Ahora no recuerdo con que equipo. El recorrido de la noche se hace a lo largo del río. Un camino bonito, que de hacerlo de día sería aún mejor. Al llegar a un pueblo escucho a lo lejos voces de aficionados al fútbol, señal de que la selección española había ganado. Continuo por el sendero, siempre con el río a mi izquierda. Bien señalizado el camino hasta alcanzar la Casa de la Pesca, Km. 86, donde sólo paso el control, relleno el bote de agua y continuo sin apenas descansar. Me encuentro bien de fuerzas. Ahora sólo faltan un par de cuestas importantes para alcanzar Fonfria, pero como es de noche apenas son perceptibles. Esta parte del recorrido se hace acompañado de varios participantes. Buen ritmo y el final de la carrera se va cada vez más cerca. Después de Fonfria el siguiente punto de avituallamiento es el Puerto de Navacerrada, donde te dan sopa, comida sólida, frutas, etc... Estamos en el kilómetro 100 de la carrera y tan solo 10 Km. de bajada, aunque al principio tenemos que superar una pendiente pequeña.
Reanudo la carrera andando, a pesar de que el terreno es llano, intentando dar una tregua a los pies. El objetivo de pasar la cima del Peñalara de día se va a cumplir si no se tuercen las cosas. Comienzo la subida sólo, pero pronto nos agrupamos 4-5 corredores, que alcanzamos un punto de avituallamiento, donde llenamos nuestros botes, repostamos e iniciamos el ascenso. Me quedo un poco atrás. Los pies me están doliendo, pero decido no parar en un puesto de atención médica, pues los voy soportando bien hasta ahora y temo poner en peligro la finalización de la carrera . Continuo. El Peñalara se va acercando y el ascenso se va haciendo más duro y técnico. Muchas piedras y cada vez con más dificultad técnica. Un par de tropezones y decido guardar por un momento los bastones, pues voy mejor sin ellos por este terreno. Trepo en algunos tramos y la sensación de falta de oxígeno se va haciendo palpable. Alcanzo la cima, bien de fuerzas, doloridos los pies y pensando como afrontarían la subida Antonio Pacheco e Isidro. Hacerlo de noche es muy duro y peligroso. La bajada difícil, no solo muscularmente sino también porque los pies me duelen más en los descensos. Cuando alcanzo la pista comienzo a correr hasta la Granja, donde se encuentra instalado un punto de control y avituallamiento. Kilómetro 80. Descanso un poco, como algo de fruta y preparo el frontal y la luz trasera para afrontar las horas nocturnas. Pongo los guantes a mano por si las temperaturas descienden. Son aproximadamente las 21,30h. La entrada al pueblo está animada, unos para animar a los corredores y otros para ver el partido de fútbol de la selección. Ahora no recuerdo con que equipo. El recorrido de la noche se hace a lo largo del río. Un camino bonito, que de hacerlo de día sería aún mejor. Al llegar a un pueblo escucho a lo lejos voces de aficionados al fútbol, señal de que la selección española había ganado. Continuo por el sendero, siempre con el río a mi izquierda. Bien señalizado el camino hasta alcanzar la Casa de la Pesca, Km. 86, donde sólo paso el control, relleno el bote de agua y continuo sin apenas descansar. Me encuentro bien de fuerzas. Ahora sólo faltan un par de cuestas importantes para alcanzar Fonfria, pero como es de noche apenas son perceptibles. Esta parte del recorrido se hace acompañado de varios participantes. Buen ritmo y el final de la carrera se va cada vez más cerca. Después de Fonfria el siguiente punto de avituallamiento es el Puerto de Navacerrada, donde te dan sopa, comida sólida, frutas, etc... Estamos en el kilómetro 100 de la carrera y tan solo 10 Km. de bajada, aunque al principio tenemos que superar una pendiente pequeña.
Día 4.7: Ya sólo quedan unos kilómetros y la fatiga comienza a pasar factura, sobre todo en los pies y cuadriceps, pero no cabe desfallecimiento alguno. Solo finalizar la prueba. El tiempo se va cumpliendo y los objetivos también. Empezamos el descenso y como las pilas del frontal se iban agotando no observo una señal y continuo por rumbo equivocado, provocando que el corredor que venía detrás también se equivocara. Nos damos cuenta más abajo del error, pero menos mal que el otro participante se conocía la sierra y aunque dimos un rodeo de unos 3 Km. al final encontramos el sendero correcto. Las pilas del frontal ya están practica mente agotadas. Una vez alcanzado el sendero correcto mi acompañante durante estos kilómetros comienza a correr junto a otros corredores, mientras que yo voy bajando con mucha precaución y dolorido. Ya quedan apenas 5 Km cuando alcanzo la pista por donde el día anterior comenzamos la prueba, pero ahora cuesta abajo y con una pendiente que me permite correr. Apenas estoy unos minutos trotando me encuentro con el corredor que me acompañó durante nuestra eventual pérdida de rumbo. Le saludo y sigo corriendo, pero unos metros más adelante me siento comprometido con él y decido acompañarlo hasta el final. En este último tramo ni él ni yo llevamos pilas en el frontal, iluminándonos con una linterna que tengo preparada. Anduvimos hasta le entrada al pueblo, donde comenzamos a correr para entrar en meta en un tiempo de 20h, 32´. Paso el control. Me arrodillo para darle gracias a Dios. Llamo a mi mujer para decirle que he finalizado y después de ducharme e hidratarme me dispongo a esperar a Antonio Pacheco, con quien intento inútilmente ponerme en contacto telefónico. Durante casi tres horas estoy en meta. Paso algo de frío. Alrededor de las 6,00h. aparece Conchi con mi ropa y comunicándose con Antonio Pacheco le dice que le queda muy poco, por lo que decidimos esperarlo. Ella se aleja un poco de la meta para estrecharlo en sus brazos. A las 6,30h. entra en meta y nos estrechamos en un cálido abrazo. Nuestros peores temores se han difuminado.
Sólo pensamos en Isidro y cómo habría afrontado el ascenso del Peñalara de noche. Me cambio de ropa y de mochila, y mientras que ellos se disponen partir hacia el Hotel yo me quedo esperando el autobús que me traslade a Madrid para continuar viaje hacia Oviedo y desde allí iniciar el Camino Santiago Primitivo 2010. Pero esa es otra historia.