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viernes, 25 de enero de 2013

Papá

Hola Papá, no se por donde empezar. Bueno, la verdad es que el principio es fácil: TE QUIERO. He querido tantas veces decírtelo que ahora me avergüenzo de mi silencio e incluso de mi vergüenza. No he sabido expresarte todo lo que siento por ti y hoy me encuentro con la incertidumbre de no saber si lo he hecho del todo bien con vosotros. Vosotros que siempre me lo habéis dado todo sin pedir nada a cambio. Todo lo contrario.




Cuantas horas he perdido estar junto a tu lado y ahora es cuando más te echo de menos. Triste no alcanzar a buscar entre los huecos de mi vida más tiempo para vosotros, no llegar a comprender la fragilidad de tu corazón cuando buscabas compañía, cuando aguantabas tus lágrimas y cuando soportabas estoicamente tu dolor por estar con nosotros.



Papá te pido perdón por no disfrutar más tiempo de tu sonrisa, de tu calidez, de la fuerza de tu mano, del fuego de tu pecho y sobre todo de tu amor. Que egoísta he sido, hoy me he dado cuenta, pero papá siempre estarás junto a mí y entre nosotros.



Te acuerdas papá? Esas conversaciones que hemos mantenido a solas me han acercado al mundo, por eso te puedo decir en voz alta y quebradiza que no tengas miedo, pues siempre estaré junto a mamá y mis hermanos. No tengas miedo, cuidaré de ellos y ten por seguro que tu espíritu inquebrantable me mantendrá firme ante las adversidades y lo mantendré vivo entre nosotros. No tengas miedo papá. No te preocupes. Te he fallado en muchas ocasiones pero en esta ocasión te mantendré vivo, en esta ocasión puedes confiar en mi.



Te acuerdas papá cuando nos cogíamos las manos, ya casi sin fuerzas, y nos mirábamos a los ojos, ya casi secos, sin expresión? Sabía de tu dolor y de tu tristeza, sabía de tu angustia, sabía que me estabas pidiendo por mamá y por nuestro hermano Miguel especialmente. Nunca estarán solos. Lo daré todo por ellos.



Cuanto echo de menos esas manos entrelazadas con las mías, aunque sin apenas fuerzas pero con la suficiente energía para transmitir el sentimiento que te infundió tu padre, nuestro abuelo ( nuestra estirpe ) en la búsqueda de la felicidad mundial del hombre y cuando te perdías entre tu corazón y tus entrañas no sabía en ese momento qué escrudiñabas en tu alma, pero ahora lo he entendido : siempre pensando en los demás a pesar de tu gesto duro, siempre buscando la felicidad ajena a pesar de tu gesto serio y contrariado, pero cómo te cambiaba el gesto cuando tus nietas se acercaban a abrazarte, a decirte que te querían, esa palabra que pocas veces te he dicho y que tanto necesitabas. En ese preciso instante, papa, cambiaba el mundo y lo que era tristeza se convertía en esperanza, y también porque no en felicidad, esa felicidad, que tanto anhelabas para todos, espero la hayas podido alcanzar.



Hoy por hoy todo lo ocupas tú, papá. Busque donde busque allá estás, en los momentos más insospechados apareces y me hablas, me susurras y me proteges. Te encuentro tras una ladera, en este preciso instante, en el viento, en el árbol, en la sonrisa de cada una de mis hijas, en la bicicleta, en la Iglesia, en Dios. Te encuentro en cada momento de mi vida, pero así lo quiero yo, porque aún te necesitamos. Tan sólo hablamos de ti. Todo lo ocupas.

Podría estar recordando todos los momentos vividos junto a ti, junto a mamá y hermanos. Daros las gracias porque sin vosotros no estaría donde estoy, y tú sabes muy bien de lo que estoy hablando. Daros las gracias porque sin vuestro ejemplo de humildad, de entereza, no sería el mismo.



Papá, no se cómo acabar este mínimo gesto, pero bueno te voy a gritar lo único que me sale de mi corazón: PERDÓN, GRACIAS Y TE QUIERO. OS QUIERO.