Que feliz me siento
cuando al marchar lloramos, cuando veo derramar esas lagrimas construidas sobre
nuestro amor, pero todo es tan efímero que cuando giro la cabeza siento la
nostalgia de vuestros abrazos, el calor de vuestros cuerpos y el olor de vuestra
piel.
Es la vida misma. Unos lloran, otros son felices, unos mueren, otros
nacen, por eso lo mas importante es construir día tras día algo bueno, cimentar
nuestros valores y continuar construyendo amor.
En cada paso me acompañáis, en
cada camino me cuidáis, me protegéis ante las dudas. Siempre encuentro el
camino de vuelta, para amaros todos los días, pero ahora el que llora soy yo,
por y para siempre.