CARTA ABIERTA
Donde estarás en estos momentos. La casa está vacía sin tus risas, sin tu vida, sin tus ojos, sin tus idas y venidas, pero sólo esperamos que seas feliz. Donde estarás ??
Todos te extrañamos y no sabemos donde encontrarte. Me fui a buscar tu sonrisa entre el susurro del viento, pero fue inútil: tu sonrisa es más poderosa. Intente encontrar tus ojos en el resplandor del sol, pero tampoco lo logre: tus ojos me cegaban, pero aún así no desistí y seguí buscando entre los árboles tus ganas de vivir, sin apenas encontrar rasgos de su fuerza. Tu coraje tampoco se encontraba entre los truenos de la tormenta ni tus besos entre las flores.
Entonces donde te podía encontrar ¿?.
Pasaron los días y no te hallé. Con mucho miedo pensé que te habíamos olvidado, pero todos te llorábamos escondidos con nuestros miedos. Seguíamos mirando hacia un lado y otro para encontrarte, pero todo fue un esfuerzo vano. Aún así nos encontrábamos dichosos de saber que aún te sentíamos como nuestro. En cada momento pedimos a Dios que te cuidara.
Cada día te recordamos como si no te hubieras ido de nuestro lado, pero nada será como antes. La casa sigue encontrándose vacía y no sabemos como rellenar ese espacio tan grande que ocupabas, pero ten la seguridad de que no te olvidaremos nunca.
Te acuerdas ? Que inquietud por descubrir por ti mismo todas las cosas que te rodeaban. Tu sentido de la libertad lo llevas muy dentro de ti y por eso quise descubrirte entre el viento, el sol, los árboles, la tormenta, las flores. Todo fue inútil.
Aún así te seguimos llorando.
Volví triste porque no te pude encontrar y no supe a ciencia cierta si te había olvidado, pero cuando entre en casa todo cambio. Sentí como jugabas con el coche, con la bici, como nos llamabas, como te despreocupabas de todo para estar junto a nosotros, como nos colmabas con tus besos y abrazos. Tu ropa, tus juguetes seguían en el mismo sitio, pero estaban inmóviles como cadáveres, sin vida, sin fuego y la vida nos dio un vuelco.
Fui a encontrarte entre el viento, el sol, la tormenta y las flores y no te encontré. Volví triste. Todo fue inútil, ignorante de mí, y no supe verlo antes.
Te busque fuera de nosotros y Dios te había puesto en nuestras vidas, de dónde nunca vas a salir. Cuando queramos buscarte sólo miraremos hacia dentro y allí estarás con tus brazos extendidos hacia nosotros, con tu fuerza, con tu coraje por vivir, con la fuerza de tu sonrisa, y sólo así sabremos que sigues siendo feliz.
Guardaremos todas tus cosas, pero siempre, siempre nos acompañaras y el viento nos dará fe de tu sonrisa, el sol de la grandeza de tus ojos, los árboles tus ganas de vivir, la tormenta de tu coraje, las flores de la suavidad de tus besos. Pero algo se nos ha revelado: no hará falta encontrarte ni buscarte. Estás junto a nosotros.
Os queremos