Calendario Deportivo

domingo, 3 de mayo de 2009

Emociones

Todo lo que se pueda narrar no es comparable con las emociones que se viven cuando te comunican que el bebe al que has cuidado durante sus primeros meses de vida va a volver con su familia ó con alguna familia adoptiva. Que difícil son esos días. La primera de las reuniones donde conoces a la familia, donde por primera vez sientes que tus abrazos pueden ser los últimos que les des. Y así durante cuatro interminables días. Vuelves a casa, lo bañas, le das su biberón, lo acuestas y te quedas un rato viéndolo respirar, viéndolo vivir y piensas mañana ota vez.

Y así hasta el último día. Vuelves a casa cabizbajo, en silencio, sin medir palabras, solo existen emociones, no hay palabras que te consuelen. Ni la de tus amigos, ni la de nadie, y aunque es cierto que sabes que este día llegará nunca lo tienes asumido y nunca estas suficientemente preparado.

Lo bañas, y piensas este es su último baño, y lo alargas en sus juegos, como deseando que nunca se acabara, lo secas y lo acurrucas entre la toalla, secandole el agua y las lágrimas, le das su biberón, y piensas este es el último, se queda dormido entre tus brazos, y esta vez si por última vez.

Cuánto te cambia la vida desde ese momento. No entiendes la maldad de algunos corazones, la vanidad de los hombres, y en esos momentos te brindas a Dios para cambiar la tristeza por felicidad aún a costa de tu propia comodidad, y es que a veces nos cuesta enfrentarnos a la cruda realidad y nos da miedo ponernos enfrente de nuestros miedos. Miedo a sufrir, miedo a llorar, miedo a perder lo poco que tenemos, pero siempre hay algo más valioso que nuestro egoismo: la felicidad de todos los que nos rodean.

Y así se pasa la última noche, entre sollozos, lamentos y acurrucados sobre nosotros mismos. Deseas que no llegue nunca el día siguiente, pero llega. Nos levantamos sin mediar palabra. Le damos su biberón (ahora si es el último), lo lavamos, lo vestimos y nos montamos en el coche como autómatas. Llegamos y ya está todo preparado. Lo entregamos a la familia y cuando los ves marchar con el bebé cogido, en un acto instintivo, gira la cabeza, nos sonrie y nos dedica su último momento. Giran la esquina y .............. soledad, vacio. Todo a tu alrededor se ha silenciado.

2º Acogimiento


Fueron días duros después de que nuestro primer acogimiento finalizó. Tristeza en nuestro hogar. No había nada en nuestra casa que no nos lo hiciera recodar. Así fueron pasando los días, y aunque lo solíamos ver, nada llenaba nuestros días. Mis propias hijas se encontraban derrotadas, aunque siempre nos daban ánimos. Un día tras otro hasta que un día nos llamaron de Asuntos Sociales indicándonos que el dia 30.12 nos entregarían un nuevo niño. Este con 20 dias de vida. Nervios e ilusión. Cuando lo abrazamos en nuestros brazos como se desmoronó toda tu vida. Mis hijas lo envolvieron y lo besaron, pero su mirada era tristeza y preocupación por el estado de Abraham, y es en ese preciso instante cuando sacas fuerzas de flaqueza y te juras a ti mismo que lo vamos a sacar adelante, que te vas a entregar para que tenga un hogar, para que nunca se encuentre solo.
Cuantas noches lo hemos visto tan indefenso, tan sólo, sin nadie en su vida, sin referencias de su madre, abuela, alguién que pudiera decir yo lo quiero, y cuanto más lo repetía más cerca nos sentíamos de él.
Esa mirada triste se ha convertido en una sonrisa limpia y sincera, esos minusculos brazitos se han convertido en fortaleza cuando se agarra a tus dedos, ese rostro lánguido se ha convertido en vida. Hoy nos mira y se ríe, se siente feliz, pero que lástima nos da cuando miramos atrás, cuando sentado en un parque ves a los abuelos orgullos de sus nietos, a las madres cuidando de sus hijos, a los hijos llamando a sus padres.... y él tan solo. Nosotros le damos cariño, un hogar, protección pero como una madre no hay nada.


Gracias a Manolo "El Bombero", Emilio ( invidente) ha sido capaz de superar todas sus barreras y también sus miedos. Ya el pasado año participó en el Homenaje de Ronda y posteriormente en los 101 Km. de la misma ciudad, pero una desafortunada caida casi echa por tierra todas las ilusiones que Manolo tenia depositadas, no solo en el ambito personal sino también profesional.

Ha estado casi un año de baja por culpa de una lesión de muñeca pero aunque pasó al principio momentos difíciles ha sido capaz de superarlos y a la vez de contagiar a Emilio de vitalidad, que le ha infundado nuevas esperanzas en su vida.

Gracias Manolo, gracias a ti hemos podido participar en nuestra primera carrera de montaña celebrada en Onda ( Castellón), como equipo formalmente constituido y sobre todo porque gracias a ti Emilio, aún con sus miedos, ha finalizado su primera carrera en montaña.

La experiencia inolvidable. Dura, pero inolvidable.

Dia 25.4 - Pasan a recogerme a las 8h. para llevarnos la mujer de Emilio a la estación de trenes, pasando antes a recoger a otro invidente ( Alberto), que también va a participar. Montamos en el tren y llegada a Madrid sobre las 12,30h, donde esperamos al equipo de Malaga. Una vez todos reunidos nos trasladamos en Metro al Colegio de la O.N.C.E. para concentrarnos con el resto de equipos que habían llegado de toda España. Cinco horas de autobús hasta Onda, interminables. Llegada sobre las 20,30h. en día que amenazaba lluvia. Nos tralsadamos a las habitaciones y después de una humilde cena con toda la organización los más conservadores se retiran para descansar. Todo el material preparado para el día siguiente.

Dia 26.4 - Despertador a las 6h.. Día lluvioso. Nos vestimos ya con la equipación. 6,30h. desayuno y a las 7h. montados en el autobús que nos conducira a la salida.
Todos los equipos se preparan con minuciosidad y todo son dudas en Emilio ( manga larga ó manga corta, me pongo el hubasquero ? ), pero como el día comienza a mejorar estas dudas se van resolviendoo. En la carrera participan al margen de los 20 equipos de la ONCE, 600 corredores. A la hora de la salida ultimas instrucciones y sobre todo las primeras sensaciones emotivas. Segunda oración del día y las lágrimas brotan sensiblemente en los ojos. Todo lo demás no se puede narrar. Emociones encontradas, objetivos diferentes, mil sensaciones, pero Emilio se sentía vivo entre el olor del romero, pinos y las palabras de aliento de todos los participantes.
Eso es lo verdaderamente importante. No importó nada más. Ni el mal momento físico en las subidas, ni el bajón psicológico. Al final acabamos y nos fundimos en un abrazo sincero, eterno y profundo. Allí estaba, fisicamente sin fuerzas pero con la vitalidad de un niño. Se dió cuenta de que todo era posible. Nos marcamos nuevos retos y seguramente los puedan conseguir. Yo estare junto a ellos, si así lo desean.
Nada es imposible. Las únicas limitaciones somos nosotros mismos.