JORNADA 1 – MELIDE – ARZUA
Había planteado el Camino desde
Melide, pues con mi nieto, de apenas 10 meses, no quería cansarlo ni tampoco
que mi mujer e hijas se agotaran.
Nos levantamos sin prisa, pues lo
horarios eran marcados por el peque. Lo cambiamos, nos preparamos y después de
desayunar todos comenzamos nuestra peregrinación, ya sobre las 9,3ó 10 de la
mañana. A la salida de Melide tuve el miedo de que rompiera a llorar, pero un fue
así, y me fue tranquilizando. El paso era muy bueno y mi mujer me sorprendió.
Sara, con el carrito de su hijo, y Celeste llevaban también un buen ritmo.
Aunque las cuestas le pesaban.
Hacía calor y eso al final supuso
un esfuerzo extra. Por el contrario mi nieto iba viendo todo el paisaje y además
llego a dormirse un poco. Llegamos a Arzua cansados, sobre todo mi hija Sara,
que no vio ni una paella que estaban haciendo a la entrada del pueblo. Llevaba
muchos nervios, pues le tocaba comer al pequeñín, y teníamos que encontrar rápido
el albergue. Una vez lo elegimos nos fuimos a comer y allí decidimos buscar un
hostal para poder descansar mejor, y así lo hicimos. Todos comimos bien, y después
se merecían un breve descanso. Yo tuve que ir por el coche y llevarlo hasta el
siguiente pueblo, Pedrouzo, para que mañana pudiéramos tenerlo accesible por
cualquier inconveniente.
Por la tarde, una vez que se
levantaron y yo escuche Misa nos fuimos a dar un paseo y nos encontramos con
amigos de Loja, que también estaban haciendo el Camino. Que cara de felicidad
les vi y me llene de orgullo por verlas así. Juntas, sonrientes, felices, queriéndose
y mi nieto disfrutando de este viaje no lloro en todo el día ni dio el más mínimo
ruido.
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