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miércoles, 19 de agosto de 2009

Etapa Prologo Camino Primitivo 2009

Etapa Prologo: Sevilla – Oviedo:

Alla por el mes de Octubre del pasado año nos marcamos como meta realizar este año el Camino Primitivo_2009. Atrás se quedaron amigos que por unas u otras circunstancias no pudieron realizarlo, pero también se unieron otros que a la postre nos demostraron que nada es imposible. Hablamos de Emilio, invidente, que con coraje, determinación ha hecho posible realizar su sueño y gracias a él todos hemos aprendido.

Los preparativos originaron muchas dudas, sobre todo en aquellos que realizaban el Camino Primitivo por primera vez y 9 días con la mochila sobre los hombros, pero aquí nos tenéis en la estación de Sevilla con todo el material. Día caluroso donde los haya y la mañana placentera no nos hacia presagiar la penuria del largo recorrido en autobús. Más de 12 horas sentados y el autobús sin aire acondicionado lo que provoco que los viajeros se pusieran nerviosos y reclamaran las hojas de reclamaciones. Al final cambio de autobús y con una temperatura más fresquita pudimos acometer las últimas horas, hasta la llegada a Oviedo, pero eso si jurando que en otra ocasión buscaríamos otra alternativa al desplazamiento.

Llegada a Oviedo, con día lluvioso, que agradecimos en parte, y desde la Estación de Autobuses nos dirigimos al Albergue, no sin antes fotografiarnos junto a la Plaza de la Escandalera. Son las 20,45h, y al fin localizamos el albergue, justo cuando el hospitalero lo estaba cerrando al final de su jornada.

Sello credenciales, y ahí comenzamos a darnos cuenta que el Camino comenzaba en ese mismo instante y sobre todo de la responsabilidad que suponia para nosotros tres compartirlo con Emilio.

Justo, Bombero y yo, oriéntadolo por los pasillos del albergue, servicio, etc….

Después de descargar nuestras mochilas, nos vamos a dar un paseo. Visitando la Catedral, en medio de una fina lluvia, y a la vuelta buscar un bar donde saciar nuestra sed y hambre. Como no “Bar Sevilla” y posteriormente cuando ya nos ibamos encontramos, cerca del albergue, un bar con unos montaditos y sidra a precios asequibles, donde además pudimos comprobar dos cosas: la hospitalidad de la gente y que lo nuestro no es tirar sidra. En ese instante decidimos que Emilio fuera el tesorero del grupo y en él confiamos nuestro primer fondo. Cualquiera engañaba al tío. Cómo reconocia los billetes y las monedas.

Nos acostamos y todos en nuestro interior, aún sin decirlo, con miedo, respeto, temor, al transcurrir de los días y la carga emocional que conlleva compartir todos estos sentimientos con la obligación de darlo todo, en esta ocasión por un motivo más.


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