Me levanto sobre las 7h. y me encuentro la alfombrilla en la entrada del albergue, señal de que algunos peregrinos han madrugado más que yo. Después de la oración comienzo la dura jornada de hoy.
El día amanece muy nublado, y truenos a lo lejos hacen presagiar una fuerte tormenta. Los bosques por donde paso están muy húmedos y los truenos cada vez son más fuertes decido pararme en la Capilla de San Pascual ( La Mortera) para preparar el chubasquero y poncho antes de iniciar la inhóspita Ruta de los Hospitales, y mientras ello ocurre comienza una importante tormenta de granizo, que aconseja quedarse allí hasta que finalice. Se ha despejado un poco y me pongo a caminar sin el poncho, aunque lo pongo a mano, pero sí con el chubasquero durante los 20 Km de esta dura etapa, que aconseja ir con provisiones, pues hasta la población de Lago no encontramos absolutamente nada. Una fuente nada más atravesar una verja es la única fuente de trayecto. Niebla durante el ascenso. Dejo atrás las ruinas del Hospital de Fonfaraón y me encuentro con los peregrinos que salieron de madrugada visiblemente cansados. Les pregunto si necesitan algo y continúo para alcanzar el Alto Marta de 1.105 mts de altitud para atravesar la carretera y proseguir hacia adelante siguiendo las señales.
Este es mi segundo día de ayuno, y no puedo comer nada hasta las 14h. Llego cansado al Puerto el Palo y comienzo a descender hacia Montefurado, aldea de un solo habitante en la ladera de una montaña, donde existe una Capilla. Después de Montefurado el Camino vuelve a cobrar altura en una dura rampa para de nuevo comenzar el descenso hasta Lago. Por carretera nos evitamos el ascenso. En esta aldea tampoco me detengo pues ya apenas quedan unos 4 Km hasta Berducedo, que llego sobre las 15h. El albergue está ubicado justo en la entrada del pueblo y se encuentra en condiciones aceptables. Hay cocina, baño y 10 plazas disponibles a razón de 3 euros. Lo primero que hago es llamar a mi familia pero no tengo cobertura. Me desplazo al super para comprar macarrones, 2 cervezas, cebolla y ajo para prepararme un buen plato de pasta. Sin muchos ingredientes, pero estaba buenísimo.
Me ducho y comienzan a llegar más peregrinos, muchos de ellos con los que había coincidido en Borres, si bien una de ellas la veo con el pié vendado comentándome que el médico le ha diagnosticado una fuerte tendinitis y que desde Borres se ha tenido que venir en taxi, mientras que su compañera creo que realizo la etapa. Me prestan el teléfono y llamo a mi mujer para decirle que todo está bien, pero que avise a nuestras hijas pues sigo sin cobertura. Por la noche decidimos hacer una cena comunitaria entre todos los que nos encontrábamos en el albergue. Nos acercamos al super a comprar algunos víveres y aprovecho para comprar algo de fruta y galletas, y mientras estamos comprando descarga una nueva tormenta, esta vez acompañada de rayos. La segunda del día. Siguen llegando nuevos peregrinos que nos obliga a redistribuirnos y obligar a un grupo de 4 peregrinos a dormir en el suelo. Buen ambiente.
Una vez hemos cenado llegan dos peregrinos pero al comprobar que no existen plazas disponibles cenan una sopa y se marchan a un albergue privado.
Día duro pero de nuevo con fuerza para seguir adelante, aunque la nostalgia está pesando mucho y me va obligando a modificar las etapas inicialmente previstas con la idea de llegar cuanto antes para estar con mi familia.
Oración y a descansar
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