Etapa 13 – MELIDE – SANTIAGO.
La noche anterior decidimos salir sobre las 6 de la mañana con el fin de poder llegar a Santiago lo mas pronto posible, con el fin de que nos diera tiempo a todos de sellar la credencial, escuchar Misa, y sacar los billetes de vuelta a nuestros hogares. Son 55 Km. de sube y baja. Un rompe piernas. Hoy me pongo la camiseta de mi padre para que me de las ultimas fuerzas y poder llegar a Santiago. Rezo y partimos de noche, que apenas nos permite avanzar. La constante de peregrinos se hace cada mas palpable.Y lo dicho, este año he notado muchos mas peregrinos que ningún otro año en el Camino Frances. Nada tiene que ver con las primeras etapas que desde Ibi (Alicante) realizamos hasta Cuenca, donde no nos encontramos a nadie.
La mañana muy fresquita, con niebla y en algunas ocasiones con algo de llovizna, que nos acompañara hasta Santiago. Pasamos Arzua, Salceda y antes de llegar a Santa Irene, en el sitio denominado el Empalme nos paramos a desayunar. Llamo a mi hija Sara para decirle donde estaba y le dio mucha alegria, y me dijo que le gustaría hacerlo de nuevo, cosa que dio mucha alegría. Despues de descansar un ratito nos marchamos, ya sin parar en ningún sitio hasta Santiago, recordando todos y cada uno de los sitios por donde pasamos el pasado año. Emotiva etapa y cuanto me gustaría poder estar junto a ellas. Sigue lloviznando y antes de llegar a Lavacolla me paro, justo donde mi hija Sara puso una cruz en la alambrada, pidiendo un deseo. Yo hago lo mismo, pidiendo tan solo que se le cumpla su deseo. Ya queda muy poco y vamos los cuatro con pedaleo firme. Pronto pasamos Lavacolla y tras superar las ultimas subidas nos encontramos en Monte Do Gouzo, donde Rogelio saco su ultimo cartucho y llegar el primero de todos. Claro, con su aporte proteínico cualquiera. Alegria, y ya solo nos quedan los últimos 5 kilometros, que encaramos con ligera llovizna. Ya estamos en la ciudad y pronto estamos en el casco viejo, donde con paso lento, nerviosos alcanzamos la Plaza de Obradoiro, donde nos fundimos en un abrazo con lagrimas en los ojos. Se había conseguido. Pero la sorpresa mayúscula es encontrarnos con mi sobrina Ana Mari, la mujer de Pedro Miguel, y sus hijos. Vaya sorpresa. En ese momento la alegría y a la vez tristeza es aun mayor, por no poder compartir estos momentos con toda mi familia. Mis sobrinos tienen pensado quedarse unos días en Galicia, por lo que su billete me lo dan a mi para volver a Sevilla, y menos mal que ya lo tenían, pues para ese dia no había billetes. Rogelio también tiene pensado quedarse hasta mañana que llega su mujer, que esta haciendo el Camino Portugues, Vilma se va a ir para el Pais Vasco y yo ya tengo ganas de coger el autobús que me llevara a Sevilla. Sellamos las credenciales, nos dan las Compostelas y tras comprar algunos recuerdos nos prestamos a ir para la estación de autobuses. Nos encontramos de nuevo con Benito, pero estaba mas entusiasmado con sus nuevo acompañantes, dos pereghrinas que lo acompañaron en una etapa. Rogelio se queda en el Seminario Menor, y nos despedimos con tristeza de el. Lo ha conseguido. El billete de mi sobrino le lleva hasta Caceres y no hay para Sevilla directo. Saco billete desde Caceres para Sevilla pero en otro autobús, que me obligara a parar en Caceres dos horas. Bueno lo importante era asegurarme llegar a Sevilla. Nos despedimos también de Vilma, y mis sobrinos se esperan conmigo hasta que cojo el autobús a las 16:15h. Me esperan 18 horas de viaje y tiempo suficiente para recordar todos y cada uno de los momentos. Ahora lo que mas deseo es reunirme con mi familia y pasar con ellos y mi nieto unos días juntos. Pero eso es otra historia. ULTREIA. Llamo a Asier y me dice que ha llegado a Santiago, donde ha visto a Vilma. Es todo un campeón.
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